En pocos años, el Grande Seconde Skelet-One, con una interpretación arquitectónica y escultural, se ha convertido en el máximo exponente del estilo vanguardista de Jaquet Droz.
Una composición eminentemente moderna y rompedora, que aporta a la creación relojera denominada «esqueleto» una nueva dimensión.
Ahora, Jaquet Droz presenta tres versiones inéditas. Su estilo icónico se mantiene inalterado: la esfera, realizada totalmente de zafiro, dibuja un «8» grande, y presenta un índice y unas agujas de oro de 18 quilates, sobre un círculo horario de las horas y los minutos cepillado.
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El segundero grande a las 6 sobrevuela el zafiro creando la ilusión de flotar en el vacío, con la garantía de un movimiento ensamblado a mano, en el que también podemos apreciar hasta el más mínimo detalle. Está equipado con una espiral y cuernos de áncora de silicio, un doble barrilete que garantiza casi tres días de reserva de marcha (68 h), y una masa oscilante decorada con oro gris de 18 quilates que se sitúa en el contorno de la caja de 41.5 mm.
Verde, azul celeste y amarillo son las tres versiones que enriquecen la colección Grande Seconde Skelet-One. El color de cada una de estas versiones, limitadas a tan solo 28 piezas, aparece en las pulseras bordadas a mano, el juego de las manecillas y el ferrocarril de las esferas. Las versiones verde y azul celeste comparte índices y tornillos de fijación de oro gris de 18 quilates. Para crear un efecto de contraste, el círculo horario de las horas y los minutos y la caja están fabricados con cerámica negra.
La versión amarilla, por su parte, juega con los tonos más suaves. Se caracteriza por unos índices y un tornillo de fijación de oro rojo, un círculo horario de las horas y los minutos de oro gris, y una caja de cerámica de plasma.
Esta última se forja en un horno de alta temperatura que le confiere reflejos metalizados, sin la necesidad de añadir la menor partícula de metal. Esta transformación de color, que tiene lugar a nivel molecular, mantiene todas las calidades intrínsecas de la cerámica, pero aporta a este modelo una armonía cromática óptima.
Se trata de tres creaciones dinámicas, urbanas y totalmente adaptadas al siglo XXI que dan un soplo de aire fresco a la Alta Relojería contemporánea. Con esta reinterpretación del reloj esqueleto, Jaquet Droz nos recuerda su absoluta maestría y su valiosa experiencia.
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