El famoso modelo Black Bay Bronze, ganador del premio «Petite Aiguille» en la edición 2016 del Grand Prix d’Horlogerie de Genève y símbolo de la tradición naval de Tudor, se encuentra ahora disponible en un nuevo modelo gris pizarra (slate grey) con esfera sombreada.
Tras el lanzamiento del primer modelo en bronce, un Black Bay con esfera color marrón chocolate, Tudor continúa explorando este singular material de bronce con su pátina característica. Una nueva gama de colores basada en el gris pizarra aporta belleza ahora a la esfera y al bisel, cuya estética varía a lo largo del tiempo, con una inspiración marina visible en cada detalle. El impresionante Black Bay Bronze ofrece también un alto rendimiento técnico, gracias a su calibre de manufactura MT5601.
CONOCE MÁS DEL MUNDO DE LA RELOJERÍA DANDO CLIC AQUÍ.
Una caja que «cambia»
La característica principal del modelo Black Bay Bronze es su caja de bronce de 43 milímetros, una referencia estética al metal empleado en los barcos antiguos y otros equipos de submarinismo. Este metal «vivo», una aleación de aluminio y cobre de alto rendimiento, utilizada especialmente en ingeniería naval para piezas sumergidas altamente resistentes a la corrosión, generará una sutil pátina única en cada caja de reloj, dependiendo de los hábitos del portador.
Además de su apariencia sumamente funcional, en sintonía con el mundo al que rinde tributo, el Black Bay Bronze se presenta en acabados totalmente satinados que aseguran una evolución homogénea de la pátina.
La estética de este modelo se completa con la combinación de una esfera gris pizarra, sombreada desde el exterior hacia el centro, y un bisel con dos toques de oro en las agujas y en los marcadores de la hora. El efecto visual general es el de un objeto patinado exquisito que podría haber recorrido el mundo navegando en la muñeca de su portador durante años, como si hubiera sido «hecho» para él y su estilo de vida.
Calibre Manufactura MT5601
El calibre de manufactura MT5601 con el que está equipado el reloj Black Bay Bronze mide 33.8 milímetros, el mayor diámetro de todos los calibres Tudor. Muestra las funciones de horas, minutos y segundos, con un aspecto y unos acabados típicos de los calibres de manufactura Tudor. El rotor troquelado está satinado con detalles pulidos a chorro de arena, mientras que los puentes y la placa alternan superficies pulidas a chorro de arena y decoraciones láser.
El diseño de este calibre garantiza resistencia, longevidad y fiabilidad, igual que hace su volante de inercia variable, mantenido por un puente transversal con dos puntos de fijación. Gracias a estos detalles de calidad, a los que se suma la espiral de silicio amagnético, este calibre cuenta con la certificación oficial del COSC (Control Oficial Suizo de Cronómetros).
Por último, ofrece una reserva de marcha de 70 horas, por lo que el portador del reloj puede quitárselo un viernes por la tarde y volver a ponérselo el lunes por la mañana sin tener que reajustarlo ni darle cuerda.
Una correa histórica
Rindiendo tributo estético a la tradición marina de la marca, Tudor ha recuperado momentos históricos en los que se usaban sus relojes y los ha reinterpretado en sus últimos modelos. Por ejemplo, la Marina francesa recibió un gran pedido de relojes Tudor sin brazalete y, posteriormente, les añadió sus propias correas, en algunos casos artesanales.
Una de ellas, encontrada en un reloj de submarinismo de la época conservado en los archivos de la marca, estaba hecha del material elástico reciclado de un paracaídas de rescate francés. Esta reliquia ultrafuncional, reconocible por el hilo de color dorado, ha inspirado la correa de tejido Jacquard gris pizarra disponible para el Black Bay Bronze. Una segunda opción consiste en una correa de cuero negro envejecida, cuyo corte recto acentúa el efecto rústico.
Esencia Black Bay
Al igual que otros modelos de la línea Black Bay, el modelo Black Bay Bronze incorpora una esfera inspirada en los relojes de submarinismo Tudor fabricados durante la década de 1950. Además, ha heredado las características agujas de forma angulosa, conocidas por los coleccionistas con el nombre de «Snowflake», que aparecían en el catálogo de la marca de 1969. Por último, tanto la corona a rosca sin protección como los orificios perforados en las asas son características de las primeras generaciones de relojes de submarinismo Tudor.
La línea Black Bay es el resultado de la sutil combinación de estética tradicional y relojería moderna. Lejos de ser meros relanzamientos de los clásicos, los modelos de la línea aúnan los más de 60 años de historia de los relojes de submarinismo Tudor al tiempo que se mantienen plenamente actuales. Así, su diseño neovintage va acompañado de unas técnicas de fabricación y una fiabilidad, robustez y calidad de acabado que satisfacen los requisitos actuales más rigurosos.
TAMBIÉN TE PODRÍA INTERESAR:
THE LONGINES AVIGATION EYE, HOMENAJE A LA AVIACIÓN
HONDAJET ES EL AVIÓN CON MÁS ENTREGAS POR CUARTO AÑO CONSECUTIVO
BAUME & MERCIER CLIFTON BAUMATIC, LO VALIOSO DEL TIEMPO