Jaquet Droz perpetúa el arte del esmalte Paillonné

septiembre 23, 2020

El esmalte paillonné es un oficio artístico extraordinario, reconocido como tal hace tres siglos, que muy pocos ejercen en la actualidad. El origen de la dinastía Jaquet-Droz, cuya tradición continúa perpetuando hoy en día la Casa que lleva su nombre, también se remonta a hace tres siglos.

El encuentro de estas dos historias marca un hito excepcional, cristalizado en los Ateliers d’Art de Jaquet Droz en la Chaux-de-Fonds. Allí, albergadas en el valle relojero, nacieron dos obras de relojería de la Casa: el Grande Seconde Paillonnée «Fleur de Lys» y el Petite Heure Minute Paillonnée «Fleur de Vie».

Foto: Jaquet Droz.

Estas dos piezas en oro rosa se distinguen por el uso del arte del esmalte paillonné, una técnica decorativa secular. Su principio se basa en el de las esferas en esmalte Grand Feu, una de las artes decorativas que Jaquet Droz aprecia particularmente.

El primer paso es la realización de un guilloché sobre la base de una esfera en oro. A continuación la esfera recibe un recubrimiento de esmalte translúcido de color que permite visualizar los motivos guilloché.

Este proceso se repite varias veces, y cada capa de esmalte se somete a la cocción de manera individual. La destreza de los artesanos de Jaquet Droz es esencial en esta etapa: con cada capa de esmalte y cada cocción aumenta el riesgo de rotura o imperfección, lo que supondría volver a comenzar el trabajo.

En esta fase el color del conjunto sigue siendo ligeramente variable, ya que también depende de cada cocción.

Tras concluir este proceso comienza la aplicación manual e individual de los delicados motivos recortados en una fina hoja de oro para formar una figura determinada. Una vez terminada la decoración se aplica una nueva capa de esmalte y el conjunto regresa una vez más al horno.

Esta capa translúcida protegerá el motivo de esmalte paillonné durante muchos siglos, fijándolo prácticamente para la eternidad.

Para estas dos piezas en serie limitada de ocho ejemplares cada una (numerus clausus), Jaquet Droz ha elegido dos motivos ornamentales diferentes: flor de lis y flor de la vida. La primera es un símbolo de reyes y emperadores que aún hoy en día encontramos en lugares como Francia y Misuri, o incluso Inglaterra, Finlandia, Alemania o España, como testimonio de una larga tradición heráldica.

La flor de la vida es un motivo geométrico conocido a través de las culturas y los milenios que representa la creación y el crecimiento de todo lo que existe en nuestro planeta. Es un concentrado del número áureo (técnica de diseño que permite obtener proporciones perfectas) y está formada por círculos entrecruzados y superpuestos.

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Su diseño perfecto y delicado ha conquistado desde Asiria hasta Egipto, pasando por China y Francia; incluso encontramos su presencia en los trazos de la pluma de Leonardo da Vinci. Hoy, estos dos motivos vuelven a cobrar vida en el corazón de la relojería suiza en los Ateliers d’Art de Jaquet Droz: el lugar donde la Casa perpetúa el arte de maravillar.

Foto: Jaquet Droz.

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