Terminó la guerra por el precio del petróleo, ¿y ahora?

abril 19, 2020

El precio internacional del petróleo ha sufrido continuos vaivenes en las últimas semanas, provocados en su mayoría por la actual pandemia del Covid -19 y sus efectos en la drástica reducción de la demanda por las medidas de confinamiento implementadas por la mayoría de los países en el mundo, además de haber estado influido por la guerra de precios iniciada por Arabia Saudita, que lo llevó a un mínimo de 20 años.

Por el lado de la demanda, en estos momentos poco se puede hacer y no existe certeza de cuándo podría reactivarse debido a la incertidumbre sobre el tema de la pandemia.

Sin embargo, por el lado de la oferta los trabajos pueden rendir fruto de forma más rápida en su intento de estabilizar el precio del crudo.

En este sentido, hace unos días, los ministros de Energía de la alianza OPEP+ alcanzaron un acuerdo para sostener los precios del petróleo, acuerdo al que se han sumado por primera vez otros productores, como Estados Unidos y Canadá. Se ha acordado un recorte de la producción de 9.7 millones de barriles diarios que pone punto final a la guerra de precios iniciada entre Arabia Saudita y Rusia y que, según fuentes de la OPEP, puede ser del doble de esta cantidad al sumarse recortes voluntarios dentro y fuera del cártel.

El recorte comenzará el 1 de mayo y se extenderá hasta finales de junio. Los cortes se reducirán a 7.7 millones de barriles por día desde julio hasta finales de 2020, y a 5.8 millones de barriles por día desde enero de 2021 hasta abril de 2022. El grupo de 23 naciones se reunirá de nuevo el 10 de junio para determinar si es necesario tomar más medidas.

Este pacto supone la primera respuesta coordinada de los productores a la pandemia del Covid-19, y se trata del mayor pacto de disminución de suministros de petróleo en la historia, cuatro veces más profundo que el récord anterior de recortes en 2008. La reacción inicial en el precio del crudo ha sido positiva, pero sin grandes sobresaltos.

Aunque el acuerdo podría proveer un piso a los precios internacionales del petróleo, consideramos que no será suficiente para apuntalar de forma robusta el precio del crudo. Así, el precio del WTI podría recuperarse hasta los 35 dólares por barril, todavía muy lejos de los máximos del año (arriba de 60 dólares por barril) e incluso no se puede descartar nuevos retrocesos a mínimos, dependiendo de la duración de las emergencias sanitarias a nivel mundial.

Foto: Pixabay.

Existen varias razones para suponer este escenario, entre las que destacan:

1. La demanda sigue muy contraída por las medidas de confinamiento para hacer frente a la pandemia alrededor del mundo.

2. El problema de la sobreoferta es muy grande, ya que se estima que diariamente los inventarios globales podrían estar aumentando a un ritmo diario de 30 millones de barriles diarios.

3. Los casi 10 millones de barriles diarios de recorte se ven reducidos notablemente si tenemos en cuenta que dicha cuantía se calcula sobre la producción actual de Arabia Saudí, 12 millones de barriles, y no sobre los 9.68 millones de barriles que producía en el mes de febrero, cuando estaba en vigor el último acuerdo de la OPEP+.

4. Los mercados financieros esperaban un pacto para retirar del mercado entre 10 y 15 millones de barriles diarios, es decir, entre el 10% y el 15% de la producción mundial media del año pasado. Esto implica que el mercado prácticamente había descontado el pacto.

5. Siempre ha existido el problema del cumplimiento de la OPEP con sus propios recortes, ya que cada país tiene sus problemas internos para cuadrar ingresos y gasto público, lo que en ocasiones lleva a que algunos países decidan producir por encima de la cuota acordada.

Pese a que la guerra de precios y de producción entre Arabia Saudita y Rusia había agravado la situación del mercado petrolero, el gran problema para el petróleo sigue siendo la debacle de la demanda, por lo que a largo plazo y suponiendo que se recupere cierta normalidad en la actividad económica mundial, sí podría ser suficiente para que los precios suban con fuerza después de la segunda mitad del año.

No obstante, siguen existiendo claros riesgos que dependen de la evolución del coronavirus y las decisiones que tomen los gobiernos al respecto. Claramente, la demanda sigue siendo una incertidumbre y un riesgo clave para este punto de vista. Entre más demore el levantamiento a las restricciones sobre los viajes y los confinamientos, mayor tardará la recuperación de la demanda y por ende de los precios internacionales del petróleo.

En el caso particular del peso mexicano, el acuerdo de la OPEP+ tiene un efecto positivo, pero limitado al desarrollo de lo que podría llamarse segunda fase de la crisis global por el COVID-19.

¿Qué sigue en la atención de los mercados financieros?

Parecería que estamos viviendo otra etapa o fase de la crisis histórica por la pandemia del coronavirus. La primera estuvo caracterizada por un aumento exponencial en los contagios de países desarrollados (Italia, España, EUA), y guerra de precios en el petróleo.

Esta segunda etapa se da después del acuerdo petrolero ya mencionado y anuncios de fuertes cantidades de apoyos fiscales y monetarios (sobre todo en EUA) buscando contener los efectos negativos de la parálisis económica que hemos estado viviendo en las últimas semanas.

En esta nueva etapa consideramos que lo peor para los mercados financieros parecería haber pasado, poco a poco se aprecian pisos en las fuertes caídas observadas hace pocas semanas. En esta nueva etapa podremos ver semanas positivas para el peso mexicano o bolsas de valores, aunque estamos lejos de dejar la crisis atrás. Todavía hay muchas incógnitas en lo que sigue de la crisis, que hará que alzas en los precios de los activos riesgosos sean de muy corto plazo, lo que podría significar un lapso de tiempo con volatilidad pero sin tendencia clara.

Las principales incógnitas que siguen sin tener respuesta son: ¿si los esfuerzos y estrategias de la mayoría de los países (de frenar a sus economía) están ayudando a controlar la velocidad del contagio y reducir las muertes? ¿Y si así es, para cuando reactivarán los países sus economías? ¿Cuándo lo hagan, no se acelerará otra vez el ritmo de contagio? ¿Bajo que restricciones se reactivará la vida económica de los países? ¿Qué sectores se abrirán primero y cuales tardarán varios meses para hacerlo? ¿Qué empresas o incluso países colapsarán en sus fundamentos económicos? Estas incógnitas son suficientes para mantener la cautela en los mercados financieros.

En los próximos meses será todo un reto reabrir negocios y convivir con el virus, que seguirá latente, bajo las restricciones que cada país o que cada Estado imponga. La normalidad solo va a regresar con una medicina contundente o vacuna sobre el virus, mismas que muy probablemente no veremos en varios meses.

Con información de CI Banco.

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