Columna. Contemplando la ecuación
Por Jackie Mortera, Life & Executive Coach
www.jackiemortera.com
¿Tienes tendencia a dejar tus tareas y responsabilidades para el último momento?, ¿mantienes la mente repleta de asuntos pendientes que no te decides a abordar?
Si este es tu caso, es muy probable que en más de una ocasión hayas sido juzgado y tachado de irresponsable o desorganizado, tanto por otras personas como por ti mismo.
Sin embargo, con frecuencia, la clave de esta situación se encuentra en la relación entre amor propio y procrastinación.
En suma, sabemos que tenemos obligaciones y tareas urgentes, pero escogemos dejar pasar el tiempo y entretenernos con cualquier otra actividad.
Todos hemos procrastinado en algún momento y ámbito de nuestra vida. Sin embargo, ciertas personas tienen una tendencia mayor a adoptar este hábito.
Así, pese a que los procrastinadores suelen ser tachados de despreocupados, irresponsables y faltos de voluntad, la realidad es que esta conducta puede estar relacionada con la falta de autoestima.
Con frecuencia, posponemos estas obligaciones porque no nos sentimos capaces de sacarlas adelante.
Nos resultan imponentes e intimidantes, nos parecen complicadas y carecemos de autoconfianza necesaria para abordarlas.
Por eso optamos por aplazar el momento de enfrentarnos a ellas, pensando que en el futuro estaremos más preparados.
Miedo al error
Muchas veces la procrastinación surge porque somos excesivamente perfeccionistas y tenemos pavor a fallar.
Las personas que son demasiado autoexigentes se imponen a sí mismas unos estándares casi inalcanzables, y es así que la presión que supone afrontar las obligaciones les hace aplazarlas lo más posible.
Autosabotaje
Sin duda, la relación entre amor propio y procrastinación se aprecia en las consecuencias que se derivan de procrastinar.
Es decir, aunque la persona esté aplazando sus obligaciones y dedicándose a tareas más agradables o divertidas, no puede disfrutar, ya que mantiene en la mente todos esos asuntos pendientes que tarde o temprano debe realizar.
De este modo no se permite realmente disfrutar del tiempo libre.
Trabaja la relación entre amor propio y procrastinación
Entonces, si has detectado que tienes tendencia a procrastinar, revisa cómo se encuentra tu autoestima.
¿Confías en ti y en tus capacidades?, ¿te permites fallar y lo asumes sin castigarte?, ¿eres consciente de la tensión mental que te generas al aplazar tus deberes?
Sobre la base de un amor propio sólido será más sencillo atender tus tareas, ya que dejarás de verlas como una obligación y comenzarás a percibirlas como una inversión en ti mismo.
Comprenderás que trabajar con antelación libera tu mente de preocupaciones, te permite ser más eficiente y exitoso, así como disfrutar realmente de tu tiempo libre.
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