Por primera vez, Breguet destaca la dulzura del óvalo de la esfera del Reine de Naples con esmalte Gran Fuego, de un blanco puro y luminoso, completado con cifras de matices celestes.
El modelo Reine de Naples 8918 luce el saber hacer del esmalte Gran Fuego sobre su esfera, una primicia en esta colección. Sobre un fondo inmaculado, las cifras arábigas Breguet estilizadas se presentan en esmalte azul, al igual que la firma de la Maison y la inscripción “émaillé Grand Feu”.
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La pulsera de piel de cocodrilo, dotada de una hebilla desplegable engastada con 28 diamantes, también adopta el color azul cielo. El Reine de Naples 8918 en esmalte Gran Fuego palpita al ritmo de un calibre automático de manufactura.
Esta exigente técnica produce esferas de textura única y matices inalterables. Durante el proceso de realización, particularmente delicado, la esfera se inflama al contacto con el calor (aplicado a temperaturas superiores a 800°C), lo que da su nombre a este arte. Varias cocciones en el horno permiten obtener una superficie naturalmente brillante.
La lectura de las horas es óptima gracias a las finas agujas Breguet en acero azulado. La circunferencia de las horas, descentrada, se despliega al ritmo de puntos, rombos y flores de lis, con un diamante pera a las 6 horas. En función de la luz, los reflejos permiten entrever la firma secreta de Breguet, grabada a la altura de las 3 horas.
Una caja de oro blanco con flancos finamente acanalados alberga el calibre de manufactura automático 537/3, dotado de una reserva de marcha de 45 horas. A la altura de las 4 horas, un diamante de talla briolette aporta un destello sobre la corona.
El fondo de cristal de zafiro desvela la marcha del movimiento. Cada uno de los componentes está decorado con sumo cuidado a mano. Si la propietaria lo desea, la Maison puede registrar su nombre en sus archivos, conservados desde finales del siglo XVIII, junto con el número individual del reloj, grabado en el reverso de la caja.
La suave luz del amanecer parece atravesar la esfera del Reine de Naples 8918 en esmalte Gran Fuego.
El reloj de una reina
Durante su reinado en Nápoles, Caroline Murat, joven hermana de Napoleón Bonaparte, fue una gran defensora de las artes y adquirió más de 30 relojes y péndulos Breguet. En 1810, el relojero, establecido en el Quai de l’Horloge de París, empezó una creación inédita para la reina de Nápoles: un reloj que se llevaba ceñido a la muñeca.
Fue el primer reloj de pulsera concebido especialmente para este uso. Desde su entrega en 1812 hasta las reparaciones de 1849 y 1855, los archivos Breguet han registrado la historia y las características de este reloj, cuyo paradero es hoy desconocido. Esta creación, de forma oblonga y con esfera de plata guilloché, era una pieza muy delicada e incluía varias complicaciones: una repetición, las fases de la luna y un termómetro. Por último, lucía un brazalete de pelo e hilos de oro que permitía llevarlo ceñido a la muñeca.
Se trata de un guardatiempo con caja ovalada en oro blanco de 18 quilates con carrura finamente acanalada. Bisel y realce engastados con 117 diamantes, aproximadamente 0.99 quilates. Corona engastada con un diamante briolette (aprox. 0.26 quilates) con fondo de cristal de zafiro y una resistencia al agua de hasta 30 metros.
Además, cuenta con un movimiento mecánico de carga automática que ofrece una reserva de marcha de 45 horas. Tiene 191 componentes; escape de áncora suizo en línea de silicio, al igual que la espiral.
Sin duda se trata de una pieza sumamente cuidada, una obra de arte, digna de una reina.
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