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Entrevista. Ilse Salas nos habla sobre Amores modernos, su nueva película

La semana pasada inició la reapertura de los cines en México. Bajo este contexto, la primera película mexicana en llegar a las salas fue Amores modernos, del director Matías Meyer.

Aprovechando la coyuntura, VIP Experiences conversó con la actriz Ilse Salas, quien se suma a un reparto estelar, compartiendo la pantalla con Ludwika Paleta, Leonardo Ortizgris, Andrés Almeida, entre otros.

Amores modernos es una historia coral que se mueve dentro de la tragicomedia, explora el devenir de una familia tras la muerte de la madre, un evento que funciona como catalizador para los personajes y sus conflictos, quienes poco a poco develan secretos mientras aprenden a convivir juntos de nuevo.

Ilse, quien interpreta a Rocío, cuenta con una trayectoria en el cine que muchos podrían considerar envidiable. Con un ojo perspicaz para seleccionar proyectos, su filmografía suma títulos como Güeros (2014), Cantinflas (2014), Museo (2018) y Las niñas bien (2018); y con los proyectos televisivos no se queda atrás, y tenemos que agregar a la ecuación a Capadocia y Sr. Ávila.

Amores modernos se estrenó dentro de un contexto por demás particular, en donde la asistencia a las salas de cine se encuentra limitada.

Incluso, los protocolos de una premier formal quedaron en pausa: “La verdad es que, y supongo que no todos los actores son así, a mí me encanta las fiestas. Extrañé mucho la nuestra, también porque ahí es el momento en el que vuelves a ver a todo el crew; además son eventos muy chidos, vas con amigos y ves la película por primera vez en una pantalla grande”, nos confiesa.

Y aunque la premier de una película, es el momento perfecto para reunirte con quienes fueron tu equipo de trabajo durante meses, para Ilse, esta coyuntura apela a temas más importantes.

Foto: cortesía Quid PR

¿Cómo sintió el equipo de la película el estreno en esta reapertura?

No sabíamos muy bien cómo tomar el asunto, el estrenar en estos momentos. Quisimos retrasarlo lo más posible, pasaba un mes y luego otro, hasta que llegó el momento de decir: “es ahora o nunca”, sobre todo bajo estas condiciones. Tiene un sabor de boca que para mí fue difícil, tú esperas la mayor publicidad y que la mayor cantidad de gente vaya. Como actriz siempre tiene esas ilusiones, aunque sé que, tristemente, con el cine mexicano pasa poco en cuanto a estos éxitos.

¿Y qué es lo positivo dentro de este contexto?

Pues luego pensé, por el tipo de película que es y la historia que nos cuenta, que era una muy buena opción para volver poco a poco al cine. Es un drama familiar con mucha comedia, una especial, no es la típica comedia mexicana o comedia romántica que ves. Tiene un tono distinto, una forma de contar la historia diferente y un elenco muy padre. Al final, estamos contentos que sea una de las películas con las que se reabren los cines, aunque yo no puedo ser objetiva, de verdad sales con un buen sabor de boca.

 

“Siempre sueño con que un día entendamos lo importante que es hacer crecer nuestra industria, y con hacerla crecer me refiero a que haya cine mexicano para todos los gustos, películas de terror, de acción o de arte”.

 

¿Qué reflexión te deja esta reapertura? Pensado en el cine mexicano…

A lo mejor me paso de optimista, pero al no estar con las grandes películas que siempre se comen a las mexicanas, ahora algunas opciones fuertes serán de nuestro cine. Siempre sueño con que un día entendamos lo importante que es hacer crecer nuestra industria, y con hacerla crecer me refiero a que haya cine mexicano para todos los gustos, películas de terror, de acción o de arte. Hay tantos géneros. Que vayamos al cine y la mitad de la cartelera sean películas mexicanas, no sé, eso nos debería poner a pensar mucho.

La reapertura de cines está ocurriendo en muchos países, ¿cómo ha sido para ti que un proyecto en donde participas atraviese esta coyuntura?

Me decían, “¿eres capaz de convocar a la gente de que vaya al cine con las cosas como están?”. Pues no, no sería capaz si no estuviera 100% segura de que los protocolos de seguridad se están cumpliendo cabalmente, con restricciones para que entre poca gente en las salas, además de los medidas de salud y el personal entrenado desde hace meses para cumplirlas.

Foto: cortesía Quid PR

Te pasó una promoción parecida, pero en Japón, con Las niñas bien…

Las niñas bien se estrenó en Japón hace poco, en junio o julio. Me tocó hacer muchas entrevistas para ese país, y justo no podía creer que reabrieran los cines. Pero les ha funcionado muy bien, la película sigue en pantalla y ha aguantado más tiempo en las salas.

Aunque fue a distancia, ¿cómo fue tu experiencia con la prensa japonesa?

Súper exótica, de entrada, la diferencia de horarios era tremenda. Mientras yo terminaba mi día con mis dos hijos, que son chicos, aunque estaba súper cansada me arreglaba un poco para verme bien en las video conferencias. Ellos en sus oficinas, siempre con un interprete y cuidando mucho las formas. Me puse muy nerviosa para no faltarles al respeto, soy muy desparpajada y muy frontal, y no quería que me pasara con una cultura tan distinta a la mía. Si hay algo opuesto a los latinos, creo que son los japoneses, pero como di varias entrevistas, luego nos agarramos la onda.

 

“Con las generaciones que vienen ya no será lo mismo, pero los que estamos cerca de los 40, sí crecimos con la televisión abierta, veíamos las telenovelas de niños, entonces estamos acostumbrados a la estridencia emocional”.

 

¿Qué te llamó la atención de Amores modernos?

Es algo que no vemos comúnmente. Es como esos dramas familiares con un poco de comedia medio oscura, y me quedé pensando: ¿por qué en México no le rascamos más por ahí? Por lo menos, yo disfruto mucho ese tipo de historias, sobre todo antes de dormir. Son comedias y dramas inteligentes, bien fotografiados y actuados.

¿Y cuál crees que sea la razón por la que no veamos más historias así?

Nunca he hecho un análisis lo suficientemente preparado. Seguro hay muchas personas que han escrito al respecto, yo me imagino que tiene que ver con nuestra educación melodramática de la televisión, que hemos visto toda la vida. Ahora, quizá, con las generaciones que vienen ya no será lo mismo, pero los que estamos cerca de los 40, sí crecimos con la televisión abierta, veíamos las telenovelas de niños, entonces estamos acostumbrados a la estridencia emocional.

Foto: cortesía Quid PR

¿Crees que por eso este tipo de historias nos cuentan más trabajo de digerir?

Puede ser una de las razones, como que sentimos que nos están hablando en otro idioma, pero creo que eso irá cambiando. Ahora tenemos acceso a contenidos que se hace en muchos países, los gustos se irán modificando poco a poco y habrá más diversidad.

Amores modernos se concentra en una familia. En México se le valora mucho, pero poca hablamos de todos los conflictos al interior de las mismas…  

Una vez más hablaría de la estridencia emocional, pero ahora de las familias mexicanas. Pero es en todas no sólo en las nuestras. En las familias hay un mundo de secretos. Por ejemplo, yo sé de casos de casas chicas, hay familias que lo manejan como algo oficial, otras que no o son secretos a voces. Es algún común en México, por lo que yo he visto.

 

“Ahora tenemos acceso a contenidos que se hace en muchos países, los gustos se irán modificando poco a poco y habrá más diversidad”.

 

¿Qué otro tema destacas en esta historia?

Cómo descuidamos a los adultos mayores también es común. Es algo que me gustó y de lo que habla Matías Meyer en la película. Él nos decía, “en verdad, dense cuenta que a la tercera edad la tenemos abandonada totalmente, nadie se quiere hacer cargo”. Y sí, ni siquiera los hijos, estamos bajo una educación sentimental muy egoísta, sobre todo en las grandes ciudades.

Y no pasa en otras culturas, como en muchas asiáticas, por ejemplo…

Sí, también es otra historia en comunidades rurales, en donde hay mucho más respeto hacia ellos, o hay un hijo que se tiene que hacer cargo por cultura o tradición. Pero nosotros, en las urbes, somos bastante más egoístas y cada quien ve por sí mismo. Y en este microcosmos que Matías construye también se habla de eso, de nuestro narcisismo desenfrenado.

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