Columna. La mirada del espejo
Por Jackie Mortera, Life & Executive Coach
www.jackiemortera.com
Tan sólo 30 segundos es el tiempo que necesitamos para obtener la primera impresión de nuestros interlocutores.
Considerando es lapso de tiempo y que sabemos que la imagen personal transmite y proyecta información, bajo esa premisa, hay que estar seguros de lo que queremos proyectar.
La imagen personal comunica cualidades: seguridad, credibilidad, sensibilidad, fuerza creatividad, entre otras.
También proyecta y transmite información a través de los códigos de la imagen y los elementos que lo compone: indumentaria, estilo, voz, mirada, postura corporal, trato, saludo, etc.
Y, por supuesto, una buena actitud, la cual hay que saber manejarla de una forma integral.
La primera impresión lo dice todo
Todo elemento de comunicación, como la voz, los gestos, las palabras o la indumentaria, necesita de conocimiento, valoración y observación para tomar la decisión correcta de su uso.
Siempre proyectamos y transmitimos información constante. Conocerse, valorarse y aceptarse, es clave para proyectar y transmitir una imagen personal auténtica, segura y creíble.
Si tú estás bien con tu imagen y te aceptas, los demás te aceptarán. Tienes que saber dar visibilidad a tu imagen para que comunique lo que realmente quieres decir, siendo consciente que no puedes agradarle a todo el mundo.
«Siempre recuerda que no hay segundas oportunidades para la primera impresión»
Cuida tu imagen personal
La ropa tiene que ir alineada a tu personalidad, ya que si es de forma contraria esto restará credibilidad a tu comunicación.
Gestionar la comunicación de la imagen personal para que transmita lo que quieres decir (proyectando las cualidades oportunas en cualquier actividad y entorno personal y profesional con identidad) es básico para obtener visibilidad, posicionamiento y venta.
Recuerda que lo que somos y cómo lo proyectamos es lo que nos ayuda a tener una mejor relación con nuestro entorno y lo que queremos proyectar.
El lugar donde trabajamos o lo que emprendemos tiene que ir acorde a nuestros valores, misión y creencias, ya que de esta forma podemos ser nosotros mismos y proyectar realmente lo que somos, sin disfraces ni armaduras.
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