Hoy y mañana, el presidente López Obrador tiene programada una reunión con su homólogo estadounidense, Donald Trump, en la Ciudad de Washington.
El contexto del encuentro, en pleno año electoral en EUA y con Trump en gran desventaja para reelegirse, ha generado múltiples críticas y opiniones, tanto en México como en Estados Unidos.
Más allá de estas importantes discrepancias, es relevante recalcar que existe una coincidencia fundamental: nuestros respectivos países son muy importantes el uno para el otro y pareciera que, pese a todo, la relación entre los mandatarios es cordial tras haber alcanzado en meses pasados acuerdos económicos y migratorios.
La visita presidencial a Estados Unidos permitirá fortalecer los lazos de amistad y cooperación con nuestro vecino del norte, en un marco de respeto a la soberanía de ambas naciones.
Por primera vez en muchos años el pueblo de México será representado con dignidad y legitimidad. pic.twitter.com/Ycr28HvsjI
— Gobierno de México (@GobiernoMX) July 6, 2020
T-MEC, una oportunidad única
El tema que busca poner en la agenda el presidente López Obrador es el T-MEC (hubiera sido importante que se incluyera al sector privado en la comitiva). No se puede estar más de acuerdo que en la coyuntura actual, este es el tema de mayor relevancia.
En este sentido, conviene recordar que uno de los principales beneficios del TMEC consiste que México (y Canadá) no estarán sujetos a la volátil y tendenciosa política comercial de Washington y a los amagos de abandonarlo.
Así, en el contexto de un creciente sentimiento proteccionista en el mundo, la entrada en vigor del T-MEC representa una oportunidad única, por lo que cualquier discusión que abone en fortalecerlo, es bienvenida.
Conversamos con Justin Trudeau, primer ministro de Canadá. Coincidimos en la importancia del T-MEC. No podrá acompañarnos en Washington, pero aceptó visitar México tan pronto sea posible. Tenemos muy buena relación. pic.twitter.com/yRsSM3VsnE
— Andrés Manuel (@lopezobrador_) July 6, 2020
El problema es el presidente Trump
Es prácticamente imposible predecir lo que declarará y hará, pero lo que sí parece es que el mandatario está concentrado al 100% en lograr su reelección.
La recesión de la economía estadounidense, el rebrote de casos y una hipotética segunda oleada del coronavirus en octubre, y los disturbios raciales han ensombrecido un camino que a inicios de año no presentaba obstáculos.
En enero pasado, Trump lo tenía todo hecho para repetir en la Casa Blanca, pero a tan sólo cuatro meses de las elecciones en noviembre próximo, sus opciones no son nada claras.
Actualmente, las encuestan lo ubican muy por debajo de su principal competidor demócrata (Joe Biden). Sin embargo, todavía falta mucho para la elección, y generalmente las encuestas se convierten en un mejor parámetro de la situación política hacia septiembre próximo.
La realidad es que la elección será más cerrada de lo que parece hoy.
Desafortunadamente para Trump, ningún inquilino del despacho presidencial ha salido reelegido cuando hubo una recesión en los 24 meses anteriores al día de la votación.
Con ello, el mandatario estadounidense tiene algunas estrategias que seguramente pondrá en juego desde este verano.
Entre éstas, destacan una posible reanudación de la guerra comercial con China (los últimos sondeos de opinión muestran claramente que la mayoría de los estadounidenses culpa a China por la pandemia, lo que ha dado a la administración Trump un chivo expiatorio perfecto).
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¿Cuáles son los riesgos de la reunión?
Dado lo anterior, es de esperarse que Trump busque que electoralmente le reditúe el encuentro bilateral con el presidente López Obrador.
Esa es la razón de la crítica sobre la reunión, y el riesgo político por el que podría enfrentar el mandatario mexicano al ser ésta considerada respaldo electoral a Trump.
Por un lado, si Trump considera que está necesitado de fortalecer su voto duro con sus seguidores, es muy probable que haga pasar un mal rato a AMLO.
Podría volver a vincular temas como control de migrantes, pago de muro fronterizo, amenaza a México con aranceles (independientemente del T-MEC, podría argumentar cuestiones de seguridad nacional).
Pero, del otro lado, Trump podría sesgarse hacia una estrategia que busque ampliar la base electoral, en particular votos entre los latinos.
Actualmente, de acuerdo a las encuestas, Trump sólo tiene el apoyo del 21% de los latinos, porcentaje menor del que consiguió en las elecciones de 2016, cuando obtuvo el 29% del voto hispano.
Trump sabe que sin latinos no se puede quedar en la Casa Blanca. Por consiguiente, utilizaría el encuentro para presumir su amistad con el mandatario mexicano, así como de los proyectos en los que continuarán trabajando de forma conjunta.
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Hay que considerar la reacción Demócrata
Por último, independientemente del uso que haga Trump a la reunión con el presidente López Obrador, no hay que olvidar cuál será la reacción de los Demócratas en EUA.
Seguramente, los Demócratas en el Congreso y los gobernadores de dicho partido político lo verán como un acto de apoyo político a Trump.
Esto afecta relaciones locales en el caso de los gobernadores, pero tiene implicaciones negativas también en la relación con el Congreso, sobre todo cuando existen múltiples temas de interés para México en la Cámara Baja, donde los Demócratas tienen la mayoría.
Además, bajo un hipotético triunfo de Joe Biden, la administración del presidente López Obrador le tocará remar contra corriente bajo un escenario de que el encuentro de esta semana se interprete como un “espaldarazo” al mandatario más polarizador en la era moderna de EUA.
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Con información de CI Banco
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