En una jornada llena de emociones en Pinehurst, Bryson DeChambeau se alzó con el US Open mientras Rory McIlroy, tras un esfuerzo titánico para recuperar terreno, se desmoronó en los hoyos finales. McIlroy firmó tres bogeys en los últimos cuatro hoyos, dos de ellos fallando putts de apenas metro y medio en los hoyos 16 y 18, dilapidando así una oportunidad dorada para poner fin a una sequía de diez años sin ganar un major.
DeChambeau, conocido tanto por su enfoque científico del golf como por su impresionante transformación física, culminó su victoria con un emotivo gesto. Tras lanzar la bola al graderío del hoyo 18, miró al cielo y dedicó su triunfo a su fallecido padre y al legendario Payne Stewart, quien ganó el US Open en Pinehurst en 1999 antes de morir trágicamente en un accidente aéreo. Rodeado por su equipo y felicitado por colegas como Sergio García, DeChambeau celebró con entusiasmo su primer gran título ganado ante el público, habiendo conquistado previamente el US Open en 2020 en medio de la pandemia y sin espectadores.
La ronda final de DeChambeau (71 golpes) fue una prueba de su resistencia mental y habilidad bajo presión. Aunque cometió tres bogeys, su desempeño en los nueve hoyos finales fue crucial. En particular, su golpe con el wedge en el hoyo 18, que dejó la bola a un metro y medio del hoyo, fue un momento decisivo que él mismo calificó como «probablemente el mejor golpe de mi vida». Este éxito no solo le reafirma como uno de los grandes talentos del golf contemporáneo, sino que también otorga una victoria crucial al circuito LIV Golf, financiado por el Fondo Público de Arabia Saudí (PIF).
Rory McIlroy, por su parte, quedó con un amargo sabor de boca. A pesar de su brillante desempeño con birdies desde distancias considerables, los errores en momentos críticos le costaron caro. Su rendimiento en Pinehurst, aunque impresionante en varios aspectos, terminó siendo una dolorosa repetición de oportunidades perdidas. McIlroy, con 69 golpes en la ronda final, tendrá que esperar aún para romper su racha de una década sin ganar majors.
El torneo también destacó por el dominio estadounidense en los majors recientes, con seis campeones diferentes en los últimos seis grandes torneos, un hecho que no se veía desde los años dorados de Nicklaus y Watson en los 70. Pinehurst, con su diseño desafiante y greens infames, demostró ser un digno escenario para el drama deportivo, subrayando la excelencia y la exigencia del US Open.
La victoria de Bryson DeChambeau en el US Open es una prueba tangible de su enfoque innovador y su capacidad para rendir bajo presión extrema. Su meticulosa preparación y su transformación física han dado sus frutos, demostrando que la combinación de ciencia y deporte puede producir resultados espectaculares. Sin embargo, la derrota de Rory McIlroy, con sus errores cruciales en los últimos hoyos, es un recordatorio de la crueldad del golf y la fina línea que separa el éxito del fracaso. Esta competencia encapsula la esencia del golf: una batalla de habilidades, nervios y decisiones en cada golpe.