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Botsuana alberga un espectáculo natural y paisajístico inigualable, el delta del Okavango.

En Botsuana, la llanura y la aridez contrastan con sus extraños cuerpos de agua, como el delta del Okavango, creando un espectáculo natural y paisajístico inigualable.

En mi viaje al corazón de este país he visitado una organización de conservación que ofrece un turismo sostenible y de naturaleza: Wilderness Safaris. Cada uno de sus campamentos, participan en la protección de este vergel único, hogar de numerosas plantas y animales en peligro de extinción.

LA JOYA EN EL DESIERTO

El mundo del delta de Okavango ha cautivado a numerosos pintores, escritores, exploradores y amantes de la belleza natural. Y cuando se contempla esta maravilla de la naturaleza por primera vez no es de extrañar por qué.

En vez de desembocar en un océano –Botsuana no tiene salida al mar–, el río Okavango se desvanece en la arena del desierto del Kalahari.

En este mundo secreto, un humedal dentro de un desierto, la naturaleza se desarrolla en su forma más silvestre y sin intervención humana: los hervíboros encuentran pastos verdes, sus depredadores deambulan esperando el momento oportuno para cazar, los nenúfares cubren el agua, y las bandadas de aves llenan cada amanecer de sonidos, en este Jardín del Edén del corazón de África.

En el delta del Okavango podemos observar los comportamientos de los animales en su estado más salvaje: toparnos con manadas con miles de antílopes de distintas especies, elefantes sacudiendo las copas de los árboles para alimentarse, leopardos interactuando para marcar su territorio, e incluso, cocodrilos sumergiéndose bajo el “mokoro”, el transporte tradicional del delta del Okavango, parecido a una canoa.

Por todo esto, y por ser el delta interior más grande del mundo, este espacio natural ha sido declarado Patrimonio de la Humanidad.

Este paisaje representa el tapiz complejo que es Botsuana. El país se extiende sobre una llanura con el 70% de su superficie cubierta por el desierto de Kalahari. Limita con Sudáfrica, Namibia, Zimbabue y Zambia.

Cuando se independizó del Reino Unido en 1966, era uno de los países más pobres de África. Sin embargo, su capacidad de emprendimiento y efectividad incrementaron su nivel de ingresos y educación, convirtiéndose en una de las economías de más rápido crecimiento del mundo.

Además, dado que su subsuelo es rico en minerales como el diamante y sus paisajes son magníficos, este país del sur de África decidió concentrar todos sus esfuerzos en gestionar sus recursos para construir una sociedad estable.

Su crecimiento está directamente ligado a un enfoque innovador del turismo, que se ha convertido en su segunda fuente de ingreso después de la extracción de diamantes. La creación de proyectos de ecoturismo experiencial de bajo impacto ha impulsado la construcción de una economía de conservación sostenible y la mejora de la calidad de vida de las comunidades locales.

Uno de los referentes a nivel mundial de este tipo de turismo sostenible y de naturaleza es Wilderness Safaris. El proyecto nació en 1983 como un sueño compartido entre varias personas que sentían la necesidad de abrir las áreas silvestres más remotas del continente africano a huéspedes de todo el mundo.