Texto: Paola Guillén*
Como bien sabemos, en el mundo de las inversiones se requieren de diversas habilidades como negociación, manejo de números, manejo de relaciones, información, toma de acción, etcétera. Y es que si no se cuenta con ellas todo se dificulta.
La realidad es que para alcanzar la plenitud financiera es necesario desarrollar esas habilidades como nuevos hábitos, tales como la disciplina o el control de nuestras emociones para que podamos dominar el arte de hacer dinero.
Una definición que me parece muy clara sobre qué es ser un inversor inteligente es la de Benjamin Graham en su libro “El inversor inteligente” y lo que él refiere con esta expresión es que este tipo de inteligencia no tiene que ver con el coeficiente intelectual.
Simplemente significa tener la paciencia, la disciplina y la voluntad necesaria para aprender, pero también menciona que es necesario saber controlar las emociones.
Y en esto también hago hincapié en mi libro “Nutrición Financiera” ya que al igual que Graham considero que la inteligencia emocional es fundamental en el control y crecimiento de nuestro patrimonio.
Sé que esta parte a muchos (y me incluyo) nos cuesta demasiado, porque permitimos que nuestras emociones nos dominen, pero la experiencia nos ha demostrado que estás nos pueden jugar desfavorablemente.
Como toda buena habilidad es algo que se debe desarrollar, con práctica y disciplina podemos formar en nuestro cerebro un nuevo patrón de conducta que a su vez se convierten en herramientas que sabremos utilizar en el momento oportuno de cualquier negociación.
Cómo dice uno de los inversionistas más ricos del mundo, Warrent Buffet: “Si no puedes controlar tus emociones, no puedes controlar tu dinero”.
*Paola Guillén es licenciada en Derecho, maestra en Derecho Administrativo y Fiscal por la Facultad de la Barra Nacional de Abogados y cursa la carrera de Contaduría en la Escuela Bancaria y Comercial; además de autora del Best Seller “Nutrición Financiera”.
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