DISEÑADO PARA SER ADMIRADO: Virtuoso XI de BOVET 1822

Abril 3, 2023

No podemos hablar de alta relojería sin mencionar a BOVET, hoy esta marca de lujo nos presenta el Virtuoso XI, una exquisitez hecha reloj «Ante la tendencia actual de producir lujo en masa, en BOVET nos centramos en las capacidades humanas y la artesanía manual» declara Pascal Raffy.

Virtuoso XI combina la alta relojería moderna con un acabado y un grabado a mano. Esta pieza es una oda a los artesanos de BOVET.

¿Quién no disfruta contemplando el virtuosismo mecánico de un movimiento de alta relojería? Admirar los giros y rotaciones del tourbillon, la complejidad de los engranajes, las líneas sensuales de los puentes, el acabado de las placas, y todo, con el máximo detalle, es una auténtica delicia.

No cabe duda de que los modelos esqueleto, al exponer toda su complejidad mecánica, son particularmente irresistibles. En los 22 años que lleva Pascal Raffy al frente de BOVET, ha insistido en la importancia de mostrar el movimiento, para exhibir su pedigrí de alta relojería, y de reforzar a la vez el compromiso de la Maison con las artes decorativas.

 

Dada esta pasión por el arte mecánico, quizás resulte sorprendente que el nuevo Virtuoso XI de BOVET 1822 sea el primer modelo totalmente esqueletizado de la Maison.

 

La espera, sin duda, ha merecido la pena.

Virtuosismo

La colección Virtuoso de BOVET 1822 debe su nombre al término con el que se distingue a los mejores músicos del mundo. Una voz que puede extrapolarse a la calidad de los artesanos de la Maison. Para Pascal Raffy, propietario de BOVET 1822, cada miembro de la Maison es un artesano y un virtuoso. Los relojes que producen no son meros guardianes del tiempo, sino auténticas obras de arte.

 

En las entrañas del reloj

La dificultad del proceso de esqueletización de un movimiento es doble. Por un lado, se debe eliminar suficiente material como para realzar la estética y mostrar los mecanismos internos. Por otro, esta reducción no puede afectar a la resistencia del reloj ni a su correcto funcionamiento. Si se reducen demasiado los puentes, por ejemplo, podrían deformarse y comprometer la eficacia del movimiento.

Por este motivo, el movimiento con tourbillon volante del Virtuoso XI, empleado por primera vez en el Virtuoso VIII (2017) y ya dotado de finos y sofisticados detalles, se ha rediseñado por completo para poder esqueletizarse. En concreto, se ha prescindido del movimiento original con fecha grande, el tren de engranajes se ha reubicado en un emplazamiento más estético y todo el diseño se ha planteado para su esqueletización. Desde el principio, los puentes y placas se fabricaron lo más finos posible y, por cuestiones de estructura, no podían reducirse más. Debido a la angulación y al biselado, parecen más delgados de lo que son en realidad.

El movimiento del Virtuoso XI se ha concebido y diseñado desde el principio para dejar un espacio suficiente que permita grabar los puentes y las placas en ambas caras y poder contemplarlos. El resultado es, sencillamente, excepcional: el movimiento de alta relojería más transparente fabricado en la historia de BOVET, que deja a la vista todos sus entresijos.

Gracias a su gran transparencia, nuestra mirada puede apreciar su movimiento, su construcción, sus cuidados detalles, su extraordinario acabado y su efecto etéreo.

El Virtuoso XI, hipnotizante y cautivador, es una maravilla para la vista. Una tentación tan bien ejecutada con unos detalles tan espectaculares que invitan a perderse para contemplarlos… BOVET 1822 no se hace responsable de las consecuencias de distraerse admirando este prodigio de la artesanía.

 

Acabado a mano

Una vez fabricados los componentes, llega el momento de acabarlos a mano. Todos se biselan y angulan para preparar el siguiente paso: el grabado. El acabado es posible gracias a la pericia de los artesanos, que saben cuánto material retirar para lograr una forma y simetría perfectas. Algunas piezas tardan horas en biselarse y angularse. De hecho, si se elimina demasiado material, se deberá descartar la pieza y volver a empezar de cero.

 

Grabado tradicional de las agujas

El grabado de metales se emplea desde el siglo V, normalmente como símbolo de riqueza y para decorar joyas y otros objetos. Los primeros movimientos y cajas grabados de BOVET 1822 datan de principios del siglo XIX. De hecho, fue la primera Maison en mostrar el fondo, pues los clientes disfrutaban admirando sus movimientos profusamente decorados.

Para mantener viva la tradición, BOVET 1822 dispone de un taller completo de grabado y acabado artesanales en su manufactura de Tramelan. Allí se ha fabricado el Virtuoso XI, siguiendo el mismo proceso de hace cientos de años. La única diferencia es que las gubias y los cinceles, a menudo fabricados a mano por los propios artesanos, son más eficaces y emplean metales actuales, y que ahora se utilizan microscopios modernos.

Si bien los artesanos de BOVET no temen a los retos, los inicios del proceso de grabado del Virtuoso XI, en el que hasta el pont de minuterie (el puente del barrilete) está grabado, supusieron bastante consternación, agitaciones de manos, negativas con la cabeza y un uso repetido de la palabra folie («locura» en francés). Sin embargo, superados estos primeros momentos, recogieron el guante y el movimiento resultante es un triunfo de las capacidades humanas y de la destreza del grabador.

Para grabar la caja con forma de atril y el movimiento del Virtuoso XI se requieren unas 60 horas. El grabado se ejecuta a mano alzada, sin margen para el error. A pesar de esto, los grabadores, sentados en silencio en un taller perfectamente iluminado, no parecen sucumbir a la presión (al contrario que sus espectadores). Los artesanos se recrean con la danza de sus herramientas y transforman los puentes y placas lisos en objetos de arte totalmente grabados.

La decoración no es otra que el motivo fleurisanne, un grabado propio de BOVET que la Maison lleva décadas utilizando. Inspirada en el motivo de hojas de acanto de las columnas griegas clásicas, esta ornamentación es una de las especialidades de BOVET. El empleo de este motivo recuerda a la proximidad de la Maison al lugar donde puso su primera piedra, el pueblecito de Fleurier.

La producción del Virtuoso XI está estrictamente limitada debido al tiempo que conllevan el grabado y el acabado de cada movimiento y cada caja, y a la meticulosidad necesaria en cada etapa. Los artesanos de BOVET solo son capaces de fabricar uno o dos ejemplares al mes.

 

Movimiento de fabricación propia

El movimiento con tourbillon volante que impulsa este excepcional reloj cumple con los exigentes criterios de cronometría, fiabilidad y expresión de BOVET. Obtiene su energía de un único barril que garantiza más de 10 días de reserva de marcha, equivalentes a 240 horas (recordemos que la norma del sector es de 42-48h), mientras mantiene las oscilaciones del volante a 18 000 vph.

Por último, la larga reserva de marcha, proporcionada por un solo barrilete, requeriría darle cuerda meticulosamente si no fuera por el sistema de cuerda diferencial esférico. La aplicación de este ingenioso mecanismo y el diente tridimensional multiengranaje de uno de sus piñones han recibido dos patentes. Gracias a este sistema, el número de vueltas de la corona necesarias para dar cuerda completamente al muelle se reduce a la mitad sin aumentar la fricción y las fuerzas ejercidas sobre los engranajes.

El barril de la reserva de marcha está grabado con láser siguiendo un motivo fleurisanne. En este caso, el grabado a mano era imposible debido al fino metal del barril: el material se deformaría por la presión de la gubia.

El movimiento del Virtuoso XI está equipado con el tourbillon volante de doble cara patentado por BOVET, y tanto el muelle como el órgano regulador se fabrican internamente.

 

Dos versiones disponibles

La caja del nuevo Virtuoso XI es de oro blanco de 18 quilates, en versión grabada o pulida, y con o sin engaste de diamantes blancos brillantes.

El Virtuoso XI es el triunfo de la alta relojería, la esqueletización, el grabado y la decoración manuales. Para transformar este reloj en una auténtica obra de arte han sido necesarios 60 pares de manos.

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