Hay tradiciones de las que Jaquet Droz no prescinde. La que lo une a China ha sido parte de su ADN durante varios siglos. En 1774, la familia Jaquet-Droz entabló relaciones con la corte imperial. Exportando más de 600 piezas en 10 años hacia China, los Jaquet-Droz apasionaron al Emperador Qianlong y a los mandarines de la corte imperial, particularmente interesados en sus relojes mecánicos y autómatas.
Jaquet Droz se convirtió así en la primera marca relojera importada a la Ciudad Prohibida. De hecho, el museo del palacio imperial conserva numerosos autómatas y relojes de bolsillo de Jaquet Droz.
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Casi 250 años después, la Casa ubicada aún en La Chaux-de-Fonds se siente honrada por preservar esta larga amistad chino-suiza, y le rinde homenaje al nuevo signo zodiacal del Año Nuevo chino 2021: el buey.
Según la leyenda, los animales del ciclo zodiacal fueron elegidos por el Emperador de Jade mediante una carrera. El buey se ilustra llevando a la espalda a la rata, que terminó la carrera en primer lugar gracias a él.
Desde entonces, el buey ha estado impregnado de cualidades como la constancia y la confianza, los mismos valores que unen a China y Jaquet Droz. El buey posee la reputación de seguir su camino pese a las adversidades, de ser perseverante y reflexivo. Fuerza tranquila y paciente, será para los nacidos bajo su signo la marca de un trabajo honesto y diligente. Para las mujeres, el buey simbolizará la constancia, la preservación de la familia y su educación.
Tradicionalmente, cada animal del zodiaco se asocia con un elemento, que este año será el metal. Esta asociación con el buey refuerza sus atributos, su capacidad de cumplir sus objetivos, de alcanzar su meta consiguiendo todos los medios para hacerlo.
Para Jaquet Droz, no puede haber otro metal dedicado al buey que el oro. Tres piezas están hechas en oro rosa, la cuarta en oro blanco.
La Casa ha elegido dos oficios artísticos distintos para ilustrar este nuevo ciclo zodiacal. En primer lugar, la pintura en miniatura: en dos piezas de 35 mm y 41 mm, el buey está pintado, majestuoso y pacífico, frente a un paisaje de montaña en la niebla, aportando a la decoración hecha a mano una suave y serena atmósfera rural.
Estos dos relojes Petite Heure Minute proporcionan un gran espacio de expresión para la micropintura, ya sea en una versión femenina con bisel y asas engastados (35 mm), o en una versión de 41 mm sin engastar. En el fondo, la masa oscilante del primero está personalizada con un aplique en oro rosa, mientras que el segundo presenta una masa oscilante en oro rosa de 18 quilates calada y grabada a mano.
Las otras dos creaciones recurren a otro oficio artístico muy querido por Jaquet Droz: el grabado en relieve. Esta técnica da la ilusión de que un buey emerge de la esfera, caminando pacíficamente en el primer plano de una esfera de ónice de color negro absoluto, frente a un ciruelo dorado cuyas flores están representadas por rubíes rojos.
El ciruelo simboliza la armonía entre la naturaleza y la humanidad, entre el cielo y la tierra; el rubí, el coraje y la victoria, valores también apreciados por el buey. Esta llamativa pintura en relieve es posible gracias a un grabado en oro hecho a mano aplicado delante del círculo horario de estos dos relojes Petite Heure Minute de 41 mm cada uno —el primero en oro rosa, el segundo en oro blanco con bisel y cuernos engastados.
Evocando las esferas, las masas oscilantes, también grabadas por los oficios artísticos, presentan una cabeza de buey sobre un fondo de ónice.
Cada una de estas cuatro composiciones está estrictamente limitada a 8 piezas, perpetuando una larga amistad chino-suiza y un arte de maravillar que se remonta a hace más de 250 años.
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