Del 26 al 28 de septiembre de 2025, el golf mundial se detendrá para vivir la Ryder Cup, uno de los torneos más emocionantes del deporte. El escenario será el mítico Bethpage Black Course, en Long Island, Nueva York, un campo público tan duro como emblemático, que promete poner a prueba a los mejores jugadores de Estados Unidos y Europa.
Estados Unidos busca revancha en casa
Los locales llegarán con la presión de recuperar la copa que perdieron en 2023. El capitán Keegan Bradley, quien sorprendió al decidir no incluirse a sí mismo como jugador, lidera un equipo renovado con figuras consolidadas y jóvenes con hambre de gloria.
- Clasificados automáticamente: Scottie Scheffler, Bryson DeChambeau, Xander Schauffele, Russell Henley, Harris English y J.J. Spaun.
- Picks del capitán: Justin Thomas, Collin Morikawa, Patrick Cantlay, Ben Griffin, Sam Burns y Cameron Young.
Y hay un detalle histórico que marca diferencia: por primera vez en la historia, el equipo de EE.UU. recibirá un pago por participar en la Ryder Cup. Cada jugador obtendrá un estipendio personal y otra parte destinada a causas benéficas, con varios golfistas —incluido el propio Bradley— anunciando que donarán la totalidad de lo recibido. La medida ha generado debate en torno al espíritu del torneo, ya que Europa ha insistido en mantener su tradición de no recibir dinero por competir, defendiendo la Ryder como un honor que trasciende lo económico.
Europa apuesta por la continuidad
Del otro lado, Luke Donald volverá a dirigir a Europa después de llevarlos a la victoria en Roma en 2023. El detalle curioso: 11 de los 12 jugadores repiten, lo que convierte al conjunto europeo en una auténtica familia con memoria de éxito.
- Clasificados automáticamente: Rory McIlroy, Robert MacIntyre, Tommy Fleetwood, Justin Rose, Rasmus Højgaard y Tyrrell Hatton.
- Picks del capitán: Jon Rahm, Viktor Hovland, Matt Fitzpatrick, Sepp Straka, Shane Lowry y Ludvig Åberg.
Con esta alineación, Europa combina experiencia (Rose, McIlroy, Rahm) con frescura (Højgaard, Åberg). Además, cuentan con una ventaja intangible: la unión y confianza tras haber levantado la copa hace apenas dos años.
Bethpage Black: el verdadero protagonista
Más allá de los nombres, el campo será una historia en sí mismo. Diseñado en los años 30, el Bethpage Black ha albergado U.S. Opens y campeonatos de la PGA, y ahora recibe por primera vez una Ryder Cup. Los hoyos 4 y 5 ya son leyenda por su exigencia, mientras que el 10 promete ser escenario de momentos dramáticos.
Los aficionados locales, conocidos por su pasión y a veces por su intensidad, también jugarán un papel clave. El ambiente en Nueva York se anticipa eléctrico: se habla de que será la Ryder más ruidosa de la historia.
Curiosidades y puntos a seguir
- El reto del visitante: Europa no gana una Ryder en suelo estadounidense desde 2012.
- El factor LIV Golf: nombres como DeChambeau, Hatton o Rahm llegan de un contexto donde las tensiones entre circuitos aún generan debate.
- Capitanes con carácter: Bradley, un líder joven con energía, frente a Donald, un estratega tranquilo y meticuloso.
- La presión del público: si hay un lugar donde el público puede hacer sentir cada golpe, ese es Nueva York.
- El tema del pago: EE.UU. marcará historia al recibir remuneración por primera vez en la Ryder, mientras Europa mantiene la tradición de competir solo por orgullo y legado.
Más que golf: orgullo, legado y emoción
La Ryder Cup es única porque no reparte grandes cheques, sino algo más valioso: orgullo, historia y la posibilidad de escribir un capítulo eterno en el deporte. Los 28 puntos en disputa no solo definen a un ganador, sino que marcan rivalidades, crean héroes y consolidan leyendas.
En septiembre, cuando las hojas empiecen a caer en Nueva York, el golf se vestirá de rojo, blanco y azul contra azul y dorado. Y todos nosotros seremos testigos de un espectáculo donde cada putt vale tanto como un campeonato mayor.
La Ryder Cup 2025 será un choque vibrante. Europa llega con un bloque sólido y lleno de confianza, mientras que EE. UU. confía en la energía de su público y el talento de figuras emergentes. Pero esta edición también quedará en la memoria por el cambio histórico del pago al equipo estadounidense: una novedad que abre debates sobre tradición y modernidad en el deporte.