HSBC se convierte en socio global de LIV Golf: el patrocinio que cambia el futuro del golf profesional

septiembre 1, 2025

En el panorama deportivo actual, donde los patrocinios se han convertido en un eje estratégico para el crecimiento de cualquier disciplina, la reciente alianza entre HSBC y LIV Golf marca un punto de inflexión no solo para la liga respaldada por el Fondo de Inversión Pública de Arabia Saudita, sino para el golf global en su conjunto.

La unión fue presentada como un acuerdo multianual y global, lo que en términos de magnitud significa estabilidad financiera, visibilidad internacional y, sobre todo, legitimidad para un proyecto que en apenas tres años ha pasado de ser un “experimento disruptivo” a consolidarse como un competidor serio frente al PGA Tour y al DP World Tour.

El alcance del acuerdo

HSBC no se limitó a poner su logotipo en los torneos. Su compromiso va más allá: el banco se convierte en socio internacional oficial de LIV Golf y, de manera estratégica, respalda a dos equipos específicos:

  • Crushers GC, liderado por el estadounidense Bryson DeChambeau, campeón del US Open y una de las figuras más carismáticas de la liga.
  • Majesticks GC, equipo europeo conformado por tres históricos: Lee Westwood, Ian Poulter y Henrik Stenson.

Este detalle no es menor. Con este movimiento, HSBC no solo financia torneos, sino que se posiciona directamente en el corazón del modelo de equipos, que es precisamente la apuesta diferenciadora de LIV Golf frente a los tours tradicionales.

Además, el acuerdo refuerza el calendario internacional de LIV, que incluye 14 eventos en cuatro continentes, acercando el golf a mercados estratégicos en Asia, Medio Oriente, Europa y América.

HSBC y el golf: una relación histórica

El patrocinio de HSBC en el golf no es nuevo. Durante años, el banco ha respaldado eventos de gran relevancia, como el HSBC Champions en Shanghái, considerado el “quinto major” de Asia, o el Abu Dhabi HSBC Championship, pieza clave del calendario europeo.

Sin embargo, la decisión de dar un paso al frente con LIV Golf es particularmente significativa. Representa un cambio de paradigma: pasar de apoyar torneos tradicionales a respaldar una liga que nació cuestionada por sus vínculos financieros, su formato innovador y las críticas sobre “sportswashing”.

Al hacerlo, HSBC lanza un mensaje claro: cree en el futuro del modelo LIV y en su capacidad de atraer audiencias jóvenes, nuevas geografías y patrocinadores adicionales.

¿Qué gana LIV con HSBC?

  1. Legitimidad financiera: contar con un gigante bancario de alcance global refuerza la confianza de otros potenciales patrocinadores.
  2. Credibilidad mediática: la marca HSBC está asociada a solidez, tradición y respeto internacional, lo que reduce la narrativa de que LIV es solo “un capricho saudí”.
  3. Expansión de marca: el apoyo a equipos y torneos internacionales facilita la conexión con mercados asiáticos y europeos, donde HSBC ya tiene fuerte presencia.
  4. Estabilidad a largo plazo: los acuerdos multianuales aseguran que la liga no dependa únicamente del financiamiento saudí.

El impacto para los jugadores

Los golfistas de LIV, muchos de ellos criticados por priorizar contratos millonarios en los primeros años de la liga, ahora cuentan con un respaldo que legitima sus decisiones. Figuras como DeChambeau o Poulter pueden argumentar que no solo se sumaron a un proyecto por dinero, sino que forman parte de un ecosistema en crecimiento, respaldado por corporaciones de clase mundial.

A nivel deportivo, el patrocinio también puede significar mayores recursos para la infraestructura de equipos, staff de apoyo, entrenadores y programas juveniles.

La otra cara de la moneda

Por supuesto, no todo es color de rosa. El acuerdo con HSBC también revive el debate sobre la relación entre grandes corporaciones y ligas respaldadas por fondos soberanos de países cuestionados en materia de derechos humanos. Para muchos críticos, la alianza es una muestra más de cómo el poder financiero de Arabia Saudita atrae a empresas dispuestas a vincularse con LIV a cambio de visibilidad global.

La pregunta de fondo es si estas asociaciones son simplemente una forma de “lavado de imagen” o, por el contrario, una oportunidad para globalizar realmente el golf y hacerlo más inclusivo.

Desde mi perspectiva, el acuerdo entre HSBC y LIV Golf es un movimiento brillante y estratégico. LIV necesitaba un socio de peso fuera del entorno saudí para demostrar que su modelo es viable y atractivo. HSBC, con su tradición en el golf y presencia internacional, es el aliado perfecto para consolidar esa narrativa.

¿Hay controversias? Sin duda. ¿Se puede cuestionar el origen de los fondos de LIV? También. Pero lo cierto es que, en términos de negocio deportivo, esta alianza representa un respaldo sólido que legitima la liga y que probablemente marcará el inicio de una ola de nuevos patrocinadores que querrán subirse a un proyecto con futuro.

En definitiva, si el objetivo de LIV Golf era pasar de ser “la liga rebelde” a convertirse en un actor establecido del ecosistema global del golf, la firma de HSBC es la validación que necesitaba.

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