Arancel del 39% en EE.UU. encarece los relojes suizos de lujo: impacto y consecuencias para la industria

agosto 21, 2025

El 7 de agosto de 2025, entró en vigor un arancel del 39 % aplicado por Estados Unidos a las importaciones de productos suizos, entre los que destacan los relojes de lujo, considerados uno de los pilares culturales y económicos de Suiza. La decisión, impulsada por la administración estadounidense bajo el argumento de “reequilibrar la balanza comercial”, ha encendido las alarmas tanto en las casas relojeras como en el ecosistema de coleccionistas y distribuidores.

El sector relojero suizo genera más de 30 mil millones de francos suizos en exportaciones anuales, y Estados Unidos representa aproximadamente el 15 % del mercado global de relojes suizos. No es exagerado decir que la medida golpea directamente al corazón de la industria.

¿Qué implica este arancel en el precio de los relojes?

El 39 % de gravamen significa que un reloj que llegaba al mercado estadounidense con un precio de lista de 10,000 dólares ahora podría costar entre 12,000 y 14,000 dólares, dependiendo de impuestos estatales y costos de distribución.

Las marcas más mencionadas en este contexto son Rolex, Omega, Patek Philippe, Audemars Piguet, Cartier y Jaeger-LeCoultre, pero el impacto no se limita a ellas. Incluso firmas más jóvenes o independientes, que han encontrado en EE. UU. un mercado creciente para sus piezas artesanales, se ven obligadas a reconsiderar su estrategia.

Algunos ejemplos concretos:

  • Omega y otras marcas del Swatch Group anunciaron ajustes inmediatos de entre 5 % y 7 % en EE. UU. para empezar a mitigar el impacto, aunque admiten que no podrán absorber todo el arancel.
  • Marcas boutique como F.P. Journe o H. Moser & Cie. ven más difícil la tarea: no tienen la escala para amortiguar los costos y dependen en gran medida del consumidor estadounidense sofisticado.
  • Relojes de precio medio-alto como Longines o TAG Heuer también sufrirán, ya que su público es más sensible a incrementos en el precio final.

Estrategias de contención

Ante este panorama, las casas relojeras han desplegado varias tácticas:

  1. Inventarios adelantados: en los meses previos a la entrada en vigor del arancel, varias marcas aceleraron sus exportaciones hacia EE. UU. para llenar vitrinas con piezas “libres de impuestos adicionales” y mantener precios competitivos por un corto periodo.
  2. Revalorización del mercado secundario: los relojes ya presentes en el país se han vuelto piezas más codiciadas. El coleccionista ve en ellos no solo un objeto de deseo, sino una forma de evitar la sobrecarga impositiva.
  3. Diversificación geográfica: aunque Estados Unidos es clave, varias marcas están reforzando su presencia en Asia y Medio Oriente, mercados que continúan creciendo sin estar sujetos a estos aranceles.
  4. Ajustes en experiencias de compra: se espera que las firmas intensifiquen estrategias como viajes exclusivos para clientes VIP a Ginebra o Zúrich, donde se combine la compra de un reloj con experiencias de lujo, evitando así el sobreprecio estadounidense.

Repercusiones diplomáticas y económicas

El gobierno suizo ha manifestado que estos aranceles podrían reducir hasta un 0.6 % del PIB nacional si persisten en el mediano plazo, afectando no solo a la relojería, sino también a sectores como el chocolatero y el farmacéutico. Suiza ya busca negociar una reducción, proponiendo que el gravamen baje al 10 %, pero hasta ahora la Casa Blanca ha rechazado esa alternativa.

Este episodio recuerda a anteriores tensiones comerciales donde el lujo se convierte en moneda de cambio política. En este caso, la relojería —símbolo de artesanía, innovación y prestigio— se encuentra en el centro de un pulso económico global.

¿Qué significa esto para el consumidor?

  • Para el comprador estadounidense, el lujo relojero se encarece y se vuelve aún más exclusivo. Un mercado que ya estaba limitado por listas de espera ahora enfrenta barreras de precio adicionales.
  • Para el viajero de lujo, la medida puede incentivar la compra en el extranjero, ya sea en boutiques europeas o asiáticas, aprovechando precios más competitivos.
  • Para los coleccionistas, la medida refuerza el atractivo del mercado secundario, donde las piezas en stock se revalorizan de inmediato.

Este arancel del 39 % es más que una cifra: es un recordatorio de cómo el lujo puede ser rehén de tensiones políticas y económicas. La relojería suiza, que ha sobrevivido guerras, crisis financieras y la revolución del smartwatch, enfrenta ahora un reto diferente: demostrar que su valor no reside únicamente en el precio, sino en la historia, la tradición y la emoción que transmite cada pieza.

En lo personal, creo que esta medida, aunque dolorosa a corto plazo, podría reforzar la narrativa de exclusividad que ya distingue a la relojería suiza. Comprar un reloj de lujo en Estados Unidos será más difícil, pero ese obstáculo podría aumentar su aura de rareza y prestigio.

Al final, quienes realmente aman la relojería seguirán encontrando caminos para acceder a ella. Lo que está en juego no es solo un mercado, sino la definición misma de lo que significa el lujo en el siglo XXI: más inaccesible, más deseado y más simbólico que nunca.

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