Louis Vuitton ya no quiere ser vista únicamente como una casa de moda con relojes de diseño. Hoy, la marca francesa se posiciona como un jugador serio en el mundo de la alta relojería, y lo hace con pasos firmes. El lanzamiento del Louis Vuitton x Kari Voutilainen LKV02 GMR 6 no es simplemente una colaboración llamativa: es una obra maestra técnica y estética que consolida la ambición de la maison de convertirse en referente también en la horología de élite.
La estrategia comenzó a tomar forma en 2023, cuando Louis Vuitton sorprendió al mundo relojero aliándose con el ícono independiente Rexhep Rexhepi, fundador de Akrivia. Su taller, que produce apenas 50 relojes al año, representa la esencia de la relojería artesanal moderna: precisión, mística y exclusividad. En ese momento, parecía improbable que una marca tan asociada con el lujo masivo pudiera formar parte del pequeño círculo de la relojería purista. Pero lo logró. Y este año, la historia continúa.
Durante la LVMH Watch Week 2025, la casa francesa presentó su colaboración más reciente: el LKV02 GMR 6, diseñado y construido en conjunto con el maestro finlandés Kari Voutilainen. Esta pieza única —limitada a solo cinco unidades— combina la visión estética y técnica de Voutilainen con el savoir-faire y la narrativa visual de Louis Vuitton, en un modelo que promete volverse icónico entre los coleccionistas de relojes de alta gama.
La caja del LKV02 GMR 6, de 40.5 mm, está hecha de tantalio y platino, dos materiales que aportan sofisticación, durabilidad y una presencia imponente en la muñeca. A simple vista, la esfera es un espectáculo de color: un patrón guilloché inspirado en el icónico Damier de Louis Vuitton y ejecutado en máquinas del siglo XVIII en el taller de Voutilainen. El resultado es una textura hipnótica que juega con la luz como un vitral antiguo.
Pero el verdadero espectáculo cromático está en el círculo horario. Creado por Maryna Bossy, artista de La Fabrique du Temps Louis Vuitton, esta sección del reloj fue pintada a mano en 28 colores distintos. El proceso requirió 32 horas de trabajo manual y ocho horas de cocción para fijar el esmalte, logrando un degradado de colores que remite a la elegancia atemporal de las vidrieras góticas.
Otro detalle que subraya el nivel artesanal de esta pieza es el indicador día/noche. Grabado y esmaltado a mano, muestra un sol amarillo azafrán y una luna azul cobalto que giran lentamente en la esfera. Un guiño poético al paso del tiempo, ejecutado con el refinamiento técnico que caracteriza al taller de Voutilainen.
Todo el movimiento, por supuesto, ha sido desarrollado, ensamblado y decorado a mano en su totalidad por el relojero finlandés. Las asas están satinadas y pulidas con precisión quirúrgica, y el fondo de la caja presenta grabados que requirieron 12 horas de trabajo minucioso.
Jean Arnault, el joven director de la división de relojes de Louis Vuitton, ha sido clave en esta transformación. A sus 27 años, ha demostrado una visión aguda y una sensibilidad que combinan perfectamente el legado de la maison con la exigencia técnica de la alta relojería. “Es súper inteligente, orientado a los detalles y reflexivo en cuanto al diseño de productos”, aseguró Drew Coblitz, coleccionista con base en Filadelfia, al medio Robb Report.
El LKV02 GMR 6 no estará disponible para todos. Solo cinco coleccionistas VIP de la marca podrán adquirirlo, elevando su estatus no solo como pieza técnica, sino también como símbolo de pertenencia a un círculo muy exclusivo. Como ya ha ocurrido en ocasiones anteriores, Jean Arnault ha sido fotografiado luciendo el reloj en su propia muñeca, reforzando el mensaje: esta no es una pieza para mostrar, es una pieza para vivir.
Con la participación de Voutilainen, Louis Vuitton consolida una línea editorial clara: colaborar con los mejores, sin comprometer la integridad artesanal ni la exigencia técnica. ¿Qué sigue? Aunque se ha especulado sobre posibles alianzas con nombres como FP Journe o MB&F, es poco probable debido a su vínculo con Chanel. Pero otros nombres como Greubel Forsey o el maestro japonés Naoya Hida podrían estar en la mira.
La verdadera innovación en la relojería no siempre viene de crear lo más complicado. A veces, viene de unir dos mundos aparentemente incompatibles —la moda y la alta relojería— en una narrativa creíble, elegante y técnicamente impecable. Louis Vuitton, bajo el liderazgo de Jean Arnault, está haciendo exactamente eso. Y lo está haciendo sin pedir permiso. Con el LKV02 GMR 6, no solo entrega un reloj bello; entrega una declaración. Una que dice que ya no hay barreras entre el arte de vestir y el arte de medir el tiempo. Y eso, para los que amamos este universo, es una gran noticia.
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