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Luxury Watches

Jaeger-LeCoultre presenta su colección de patrimonio

Para Jaeger-LeCoultre, los relojes de sonería tienen un significado especial y en los últimos 150 años han gozado de una mayor presencia en la selección de relojes con complicaciones de la Maison.

Desde que produjo su primera creación con repetición de minutos en 1870, la Manufactura ha desarrollado más de 200 calibres relojeros de sonería. Ha dominado todas las formas de mecanismos de sonería, desde relojes con alarma de relativa simpleza a la gran sonería o a la sonería de Westminster.

La búsqueda constante de la Manufactura para mejorar tanto la precisión del cronometraje como la calidad del sonido ha dado lugar a diversas patentes e innumerables innovaciones y, hasta mediados del siglo XX, ha suministrado movimientos de sonería a muchos de los nombres más sofisticados de la relojería suiza.

Foto: Jaeger-LeCoultre.
De cajas de música a relojes de bolsillo

Antes de que Antoine LeCoultre se dedicara a la relojería, él y su padre inventaron un nuevo tipo de “teclado” para las cajas de música. Este invento, cortado de una sola pieza de metal y con forma de peine (peigne en francés), mejoraba la calidad del sonido y evitaba que el instrumento se desafinara.

Las variaciones de este dispositivo se convirtieron en el estándar para casi todas las cajas de música. La Colección del Patrimonio de Jaeger-LeCoultre incluye un ejemplo temprano de la década de 1820, equipado con un mecanismo LeCoultre “Peigne” y presentado en una caja de caparazón de tortuga elegantemente decorada.

Tras su fundación en 1833, el taller LeCoultre se labró rápidamente una reputación tanto por su creatividad como por su calidad y, en la década de 1860, era conocido por sus movimientos de relojes con complicaciones, los cuales incorporaban calendarios, cronógrafos y mecanismos de sonería. Alrededor de 1880, una década después de desarrollar su primera creación con repetición de minutos, la Manufactura LeCoultre creó el calibre 19/20 RMS con una repetición de minutos con tres martillos que sustituía los dos martillos y timbres convencionales.

Foto: Jaeger-LeCoultre.

Gracias a este tercer martillo, se podría producir una melodía única, con un distintivo timbre de tres notas para los cuartos.

A medida que la Maison amplió su maestría, los relojeros incorporaron autómatas en los relojes de sonería. Los más queridos eran los jacquemarts, figuras humanas con extremidades articuladas que se colocaban en la esfera del reloj.

Estaban animados por el movimiento del reloj para coincidir con el sonido de la hora y proporcionaban una representación visual del timbre. La sofisticada esfera del reloj de bolsillo Jacquemart de LeCoultre de principios de la década de 1890, presenta un par de jacquemarts en una romántica escena decorados con esmalte y grabado.

En 1895, Jaeger-LeCoultre inventó y patentó el sistema silencioso, también conocido como regulador silencioso. Gracias a él, eliminó el zumbido de fondo de los sistemas tradicionales, produciendo así un timbre más nítido.

Desde entonces, las diferentes versiones de esta invención se han convertido en un estándar de la industria de los relojes de sonería. Entre los ejemplos de la Colección de Patrimonio se encuentra un reloj de bolsillo de 1914 impulsado por el Calibre 19 IMCCV, que combina un cronógrafo monopulsador con una repetición de minutos.

A principios del siglo XX, LeCoultre era una de las pocas Manufacturas que dominaba los movimientos de relojes de triple complicación. Con motivo de la repetición de minutos de triple complicación de 1910, el calibre LeCoultre 19/20IMCSQ combinó una repetición de minutos, un cronógrafo y un calendario perpetuo en una caja clásica de estilo saboneta.

Foto: Jaeger-LeCoultre.

Para crear una estética digna de la complejidad técnica, los relojes con más complicaciones presentaban a menudo una extraordinaria artesanía decorativa. En el reloj de bolsillo de estilo Lépine de 1928, el calibre LeCoultre 17JSMCCRVQ combinaba la repetición de minutos con un calendario perpetuo y un cronógrafo, proporcionando un magnífico lienzo para los trabajos de esqueletado, esmaltado y grabado. Lépine hace referencia al estilo de arquitectura de movimiento de relojes desarrollado en la década de 1760 por el relojero francés Jean-Antoine Lépine, que dio lugar a calibres más delgados.

Memovox

A mediados del siglo XX, a medida que la gente buscaba cada vez más relojes con funciones prácticas, Jaeger-LeCoultre aprovechó su maestría con los mecanismos de sonería para desarrollar relojes con alarma. En esta forma de calibre de sonería, los golpes extremadamente rápidos del martillo producen un sonido continuo en un solo tono, más similar a un zumbido que al timbre de una campana, propio de la repetición de minutos. El Memovox (cuyo nombre, tomado del latín, significa “la voz de la memoria”) ha permanecido como referencia para los relojes con alarma durante 70 años.

Foto: Jaeger-LeCoultre.

En 1950, la Maison presentó el calibre 489 en el primer reloj Memovox. El diseño presentaba la sobriedad clásica: en la esfera un índice triangular indicaba la hora de la alarma en un disco central
móvil, y las dos coronas (una para dar cuerda y ajustar la hora, y otra para ajustar la alarma) estaban colocadas cerca de los laterales de la caja.

Una década después de la creación de su primer movimiento automático para reloj de pulsera en 1946, la Manufactura lanzó el calibre 815, el primer movimiento automático con alarma. La masa oscilante estaba fijada en el centro del movimiento y sus balanceos se limitaban mediante dos protectores equipados con pequeños muelles amortiguadores.

En 1958, Jaeger-LeCoultre introdujo el calibre Memovox 814 en dos nuevas variaciones. Teniendo en cuenta a los hombres de negocios internacionales, el Memovox International incorporó un indicador Worldtime de 24 horas en el disco interior de la esfera. El Memovox Parking fue diseñado para ayudar a los conductores a evitar multas por exceder el tiempo en los parquímetros, emitiendo un zumbido cuando el tiempo se acabada.

En 1959, para responder al rápido crecimiento del buceo recreativo y a la correspondiente demanda de relojes con utilidades específicas, Jaeger-LeCoultre presentó el primer reloj de buceo con alarma del mundo, el Memovox Deep Sea (Calibre 815). Para mejorar la seguridad bajo el agua, el sonido de la alarma proporciona una señal acústica además de la vibración del reloj, un recordatorio táctil del tiempo de inmersión transcurrido.

El Memovox Polaris, presentado en 1963 y actualizado en 1968 con la visualización de la fecha (Calibre 825), mejoró aún más la funcionalidad de buceo del reloj con alarma. Un bisel giratorio interno proporciona una indicación visual del tiempo de inmersión transcurrido, mientras que la caja tipo Super Compressor con triple fondo amplifica el sonido de la alarma al sumergirse, a la vez que garantiza una hermeticidad de 200 metros.

Foto: Jaeger-LeCoultre.
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Foto: Jaeger-LeCoultre.

En 1970 el Memovox Speedbeat introdujo el calibre 916, el primero de una nueva generación de movimientos automáticos de alta frecuencia de Jaeger-LeCoultre. El aumento de la frecuencia del volante hasta 28 800 vibraciones por hora hizo que el movimiento fuera más estable y, por lo tanto, más preciso. Un nuevo sistema de carga automático introdujo una masa oscilante que giraba 360 grados alrededor de su eje para dar cuerda al muelle principal.

El Master Réveil, presentado en 1994, estaba equipado con el calibre 918. En este nuevo mecanismo de alarma, el martillo golpea un timbre en lugar de golpear directamente sobre la caja, como lo hacía hasta entonces.

El resultado fue el emblemático sonido de campana escolar que ha caracterizado al Memovox hasta hoy. El Master Réveil fue también el primer Memovox que se sometió a la exigente prueba de las 1000 horas, uno de los protocolos de control de calidad de Manufactura más rigurosos de la industria relojera.

Este gran legado en relojes de sonería ha proporcionado a Jaeger-LeCoultre un profundo manantial de experiencia en el que sigue apoyándose hasta el día de hoy. La constante evolución del repertorio de relojes de sonería de la Manufactura es la personificación del profundo respeto por la tradición y la constante búsqueda de innovación que han impulsado a La Grande Maison a lo largo de sus 187 años de historia.

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